La importancia de tu nombre

Pasaron los días y el Rebe Najman no le había puesto nombre a su hija.

Cuando nació la cuarta hija del Rebe Najman, él no siguió la costumbre usual de darle el nombre durante la primera oportunidad (léase: lectura de la Torá) que se le presentase después del nacimiento, sino que pasaron los días y el Rebe Najman no le había puesto nombre a su hija.

Los jasidim no entendían esta extraña práctica del Rebe Najman y la gente en Breslov empezó a decir en voz baja que algo andaba mal si el Rebe todavía no le había puesto nombre a su hija. Entonces el Reb Jaikel, que era uno de sus más cercanos discípulos, no aguantó más y fue a visitar a su mentor para hablarle en forma abierta del tema que preocupaba a todos.

“Rebe, si usted no hace algo, la gente va a empezar a decir que los bresleveros ya no les ponen nombres a sus hijos”, añadiendo que el Rebe Najman ya tenía un grupo de gente que se le oponía y que solamente buscaban más excusas para denigrar a sus seguidores. ¿Acaso el Rebe mismo debía darles municiones a sus enemigos?

“Rebe, si usted no hace algo, la gente va a empezar a decir que los bresleveros ya no les ponen nombres a sus hijos”

Años más tarde, el Reb Noson dijo que el Rebe Najman jamás creaba alboroto sobre algo a menos que fuera algo extremadamente importante para él. Por lo general, si alguien quería que él hiciera algo, y ese pedido no implicaba una transgresión de sus principios, el Rebe accedía a ese pedido.

Esta vez, el Rebe Najman se encogió de hombros: “Nu… si a ti te parece… Entonces que su nombre dentro del pueblo judío sea… ¡Jaia!”. El Reb Jaile fue corriendo a la sinagoga a difundir la noticia.

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Pero más tarde ese mismo día, llegaron noticias inesperadas desde Mezhibuzh. La madre del Rebe Najman, Feiga, acababa de fallecer. ¡Ahora todo estaba claro! El Rebe solamente había estado esperando a que llegaran las noticias a Breslov para ponerle a su hija el nombre de su amada madre. Y aunque él sabía de su fallecimiento por rúaj hakodesh (inspiración Divina), de ninguna manera podía ponerle ese nombre hasta que la noticia llegara a Breslov por medios naturales.

El Reb Jaikel no sabía dónde esconderse. ¿Qué había hecho?

Después de un tiempo, el Rebe Najman tuvo otra hija, y esta vez le puso el nombre Feiga enseguida. Pero la niña murió en la infancia. Los jasidim solían decir: “Tal vez, si hubiera sido al revés, y la primera niña se hubiese llamado Feiga, y la segunda, Jaia (vida), la segunda habría podido vivir”.

El Reb Jaikel no paraba de lamentarse: “Oy… ¿cuándo voy a aprender a no entrometerme en los asuntos del Rebe?”.

 

Basado en Or HaOrot p. 220-221

 

 

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